El paciente se coloca en una cabina sobre una placa giratoria. La superficie de la piel del paciente se registra desde varias posiciones mediante una cámara de alta resolución y tecnología de escaneado y se divide en imágenes individuales. La fusión de las imágenes individuales crea datos de medición en 3D, que se utilizan para asignar una escala a cada píxel individual de la imagen. Mediante la calibración de los sensores y las cámaras se determina con exactitud la posición espacial de los tiempos, de modo que los cambios pueden determinarse claramente también con fotografías tomadas desde distancias y posiciones diferentes. A continuación, los datos de medición y las grabaciones de imágenes se importan al software de análisis, donde se evalúan y clasifican automáticamente. El software compara las imágenes del curso de un momento anterior con las imágenes actuales. Con esta tecnología se puede determinar un crecimiento a partir de medio milímetro..